martes, 11 de diciembre de 2012

Aprender a gestionar las emociones

Os invitamos a ver el programa de redes en el que se habla sobre la gestión de las emociones, con varios invitados, entre ellos Daniel Goleman, autor del libro Emotional Intelligence,1995, que tan importancia ha tenido en el campo de la Psicología en esta última década.





martes, 4 de diciembre de 2012

LA PAREJA: DEL YO AL NOSOTROS
Existen estudios científicos que avalan que el amor pasional disminuye su potencia alrededor del año, hasta acabar transformándose al segundo o tercer año de relación.
Después de esta revolución hormonal, donde hemos probado las mieles del enamoramiento y la pasión, los inputs recibidos de la pareja cada vez son menos intensos. Este descenso de actividad, crea confusión en muchos de nosotros pensando que quizá se “haya acabado el amor”.
Cuando esta realidad toca a nuestra puerta, estamos tentados a abandonar, parece como si el objeto de nuestro amor haya  cambiado y se nos hace irreconocible ante nuestros ojos.
Es necesario atravesar por esta situación y vivirla en perspectiva, debemos tener en cuenta este tránsito para transformar el amor eros en amor agape, mucho más completo, más trascendente, que comparte ideales, que refleja una admiración mutua, más allá de la satisfacción individual. 
Para llegar a él, debemos sortear muchos obstáculos, y sobretodo tenemos que ser consciente que la relación es un espejo que nos devuelve aspectos que no queremos percibir, nos confronta con una realidad de nosotros que hemos querido mantener encubierto muchos años de nuestra vida, ya sea por miedos, bloqueos emocionales, o heridas profundas ocasionadas desde la infancia.
Y es que una pareja no es un baile de máscaras, es una danza “desnuda” donde el otro penetra en habitaciones que hemos mantenido cerradas por protegernos del dolor, del sufrimiento, de no ser querido.
¿Podemos entender así el alcance de una relación sentimental?
Cuando una pareja se forma, cada uno lleva una carga emocional, un bagaje experiencial diverso al de su compañero/a. Nuestra estructura de personalidad se ha conformado con creencias, valores, intereses, modelos de conductas diferentes, y de repente colisiona con un mundo, el de su pareja, construido con diferentes cimientos y parámetros.
De ahí vienen los choques de estas enormes fallas, que se han activado con las interacciones de dos individuos con vivencias y estructuras diversas.
Ante este panorama, actualmente se cargan todas las tintas en la comunicación, ella es la “dueña y señora” de la relación, la asertividad, la empatía, la escucha activa, son la varita mágica para resolver todos nuestros conflictos.
Es cierto que son pilares para sostener una relación saludable, pero no lo es todo.  Antes de comunicar, hay que ACEPTAR, antes de negociar hay que asumir que habrá renuncias, antes de estimar al otro,  hay que tener una autoestima formada, libre de dependencias, de inseguridades, de proyecciones en los demás, antes de relacionarnos “saludablemente” con nuestra pareja, debemos haberlo hecho con nosotros mismos. Esta es la raiz, del conflicto, esperar que el otro nos ame, nos colme nuestras necesidades como no hemos sabido hacerlo nosotros.
Desde el coaching personal se trabajan precisamente estos límites, volvemos a responsabilizarnos de nosotros mismos, volvemos a poseernos en nuestro “centro” y desde ahí podremos construir bases sólidas que nos preparen para dar a nuestras parejas lo mejor de nosotros.  

miércoles, 21 de noviembre de 2012

Inteligencia Emocional aplicada a los colegios

Que tan importante y valioso es para la salud mental el facilitar a nuestros niños el poder aprender a gestionar las emociones desde la infancia.

sábado, 10 de noviembre de 2012

Inteligencia Emocional

¿Sabemos gestionar nuestras emociones? La mayoría de nosotros no sabemos cómo hacerlo, no hemos aprendido a controlar lo que sentimos, y controlar no significa evitar o reprimir, significa saber producir.
Os dejamos el siguiente video para poder entender un poquito más sobre este tema.


Las otras verdades del TDAH

Desde el blog de CyE Psicología os recomendamos este interesante artículo sobre el TDAH, publicado en NEIVAL



El equipo de Neival, Carlos Alós (psicólogo) y Coral Ruiz Viedma (Optometrista comportamental), queremos dar otro punto de vista sobre el TDAH, con base totalmente científica, para contrastar con las informaciones y mensajes que se están dando actualmente en las escuelas y en los medios de comunicación.
"LAS OTRAS VERDADES DEL TDAH"
Autores: Carlos Alós Alcalde - Psicólogo. Coral Ruiz Viedma - Optometrista comportamental

En Catalunya, unos 20.000 niños diagnosticados de TDAH acuden cada día a la escuela medicados con psicoestimulantes, lo que representa casi un 3% de los alumnos de primaria y secundaria, y la cifra va en aumento a un ritmo considerable. Resulta paradójico que, en el momento actual, en que se cuestiona abiertamente el modelo biologista de la enfermedad mental (De Vicente A. et al., 2012), y se constata que los medicamentos psiquiátricos tienen una utilidad más que discutible, su consumo aumente de forma alarmante, incluso en la edad infantil.
El término TDAH ha pasado al vocabulario escolar cotidiano, y todo niño rebelde, con malas notas, despistado, tiene altas probabilidades de acabar tomando una pastilla antes de ir a la escuela.

[...]
Vamos a comentar a continuación algunos datos e investigaciones que plantean serios interrogantes en cuanto al diagnóstico, etiología y tratamiento médico del TDAH en la actualidad.

Haz clic aquí para leer el artículo completo

martes, 30 de octubre de 2012

Taller de Psicomotricidad en la Escuela Infantil




Conferencias y Talleres CyE Psicología

Para más información póngase en contacto con nosotros a través del teléfono 653 435 541 o a través del correo electrónico cye.psicologia@gmail.com

“Habilidades de Coaching para padres y educadores”

Objetivos:
Dotar de herramientas necesarias para el manejo de situaciones difíciles con los hijos
Aprender a gestionar las emociones
Potenciar una relación auténtica y saludable con ellos

“¿Problemas de atención? Un enfoque Neuropsicológico en el contexto escolar”

Objetivos:
Dotar al profesorado y orientadores de nociones básicas y eficaces sobre la atención y el funcionamiento ejecutivo de los alumnos
Cómo poder detectar estas dificultades -evaluación-
Cómo actuar en el aula -intervención educativa-

 

“Descubriendo el Talento”

Objetivos:
Despertar al alumno la capacidad de desarrollar sus potencialidades
Descubrir las competencias y excelencia de cada alumno
Facilitar la toma de conciencia de las cualidades diferenciadoras de cada uno

 

“Taller de Coaching asistido por caballos”

Hay un paréntesis en tu vida, en tu empresa, merece la pena intentarlo, los BENEFICIOS SON INMEDIATOS!

Objetivos:
Usando la metáfora del CABALLO como animal mitológico, símbolo de LIBERTAD, FUERZA, NAOBLEZA, LEALTAD y PRESENCIA
10% de componente teórico y un 90% de contenido práctico, basados en el aprendizaje por experimentación
Alto impacto a nivel emocional y energético provocando transformaciones auténticas

Taller de fin de semana, en Madrid y Sevilla
Precio 140€

lunes, 29 de octubre de 2012

¿Qué está pasando con nuestros niños?


Que tan común es hoy escuchar comentarios acerca de qué les está pasando a los niños; “no sé cómo están educados hoy los niños, pero antes esto no pasaba”, “los niños de hoy en día tienen muy poca vergüenza”, “a mí de pequeño no se me hubiera ocurrido contestar así a un adulto”, etc, etc. Éstos son “simples” ejemplos que podrían ilustrar un cambio generacional tan drástico que nosotros, los adultos de hoy, no hemos sido capaces de asimilar. El cambio de la familia mediterránea, la inclusión de la mujer en el mundo laboral, el papel del educador en las escuelas, las exigencias del entorno, que dirigen a una actividad cada vez más veloz, el haber nacido en la generación tecnológica,…, son causas más que evidentes para plantearnos este “debate”.
¿Son más “malos” hoy nuestros niños?, ¿son más inquietos?, ¿están “peor” educados?, ¿quién les transmite esos valores y normas tan aclamados por los adultos?...
Los padres que acuden a consulta piden la receta mágica de cómo hago con mi hijo, y de la misma manera que los niños no vienen con las instrucciones bajo el brazo al nacer, tampoco hay una “receta”, unas pautas generales, que les permita que sus hijos “se comporten”. En muchas ocasiones nos encontramos con padres que pretender “domar” a sus hijos, empeñados en que estén una hora sentados durante una comida familiar, por ejemplo, donde el único niño es él mismo, que se aburre y busca con el movimiento una manera de mostrar disconformidad con lo que está ocurriendo a su alrededor. Lo que es motivante para los adultos no es siempre, y me atrevo a decir nunca, es motivante para los niños.

La semana pasada observé una escena que me llevó a escribir estas líneas, pues tuve la oportunidad de escuchar varios de los comentarios que he citado al inicio. Os pongo en situación: sábado por la tarde, en un centro comercial de los tantos que hay en Madrid. En uno de los pasillos mi atención se dirige hacia una familia, compuesta por los padres, una pareja de unos treinta y muchos años, con tres niños, presupongo que todos hijos suyos, y otra pareja, de unos sesenta y tantos años, abuelos de los niños, por lo que pude observar. Desde que yo pude verlos, el “grupo” iba andando de manera alborotada. Uno de los pequeños, de unos cuatro añitos, parecía ser el protagonista de tal alboroto. De vez en cuando echaba a correr, con la consiguiente persecución de la madre, mientras el padre intentaba “sujetar” a los otros dos, algo más mayorcitos. Los abuelos, por detrás, iban observando la escena, ajenos a su participación con el “grupo”, mostrando gestos de vergüenza ante la impotencia sobre el control que los padres estaban ejerciendo sobre sus hijos. El niñito en cuestión gritaba y pataleaba cada vez que la madre le daba alcance, intentaba, y en varias ocasiones lo consiguió, enganchar lo que tuviera más a mano. En una de éstas tiró un stand de estos que ponen fuera de las tiendas de perfumerías y cosméticos. El espectáculo estaba servido y los espectadores, muchos, teniendo en cuenta que estábamos a sábado por la tarde, no se quedaron sin las ganas de comentar lo que estaban observando y dando “instrucciones” por lo bajini de lo que ellos mismos harían: “un buen azote lo pondría en su sitio”, “a saber cómo serán los padres para que este muchachito así se comporte”, “esto lo hago yo de pequeña y mi padre me lo recuerda el resto de mis días para que no lo vuelva a hacer”,….
Pocos segundos de que nuestro protagonista hubiera tirado el stand, el padre engancha al pequeño del brazo y entre sollozos se lo lleva medio arrastrando. La madre se queda recogiendo los productos que estaban en el suelo sin parar de disculparse ante la empleada de la tienda. Los abuelos cogen de la mano a los otros dos pequeños. Pocos minutos después desaparece el “grupo” de la escena.

Con situaciones como estas nos habremos encontrado muchos, como protagonistas o como espectadores, haciéndonos preguntas de qué es lo que ha pasado y por qué se comporta así
ese niño. Cierto es que tendríamos que analizar dicha situación en concreto, pero cierto es también que respuestas hallaríamos.
En muchas ocasiones los padres verbalizan lo culpables que se sienten ante comportamientos de sus hijos por no ser capaces de controlarlos. No se trata de culpa, pero sí de responsabilidad. La culpa genera mucha angustia y frustración ante la impotencia de no poder “saber” generar estrategias “útiles”. El cambiar la palabra culpa por la de responsabilidad libera parte de esa angustia y con menos angustia el proceso de crianza puede sentirse de forma más placentera. Es en esos casos que la archiconocida frase "nadie nos enseña a ser padres" calza perfectamente con esta angustia.

Tenemos poco tiempo para estar con nuestros hijos e intentamos que pasen con nosotros el máximo de tiempo posible -sino parece que nos sentimos mal, que no estamos siendo buenos padres-. Nuestro niñito de la historia que acabamos de contar posiblemente llevara todo el día fuera de su casa, de compras de aquí para allá, haciendo cosas para él nada motivante, ni siquiera el haber pasado media hora en el parque de bolas del centro comercial le ha servido para liberar su disconformidad. Y tal vez se pregunte el por qué unos sí se “comportan” y otros no, y la respuesta es tan simple como que usted y yo somos diferentes, y los niños, por muy bajitos que sean, también son diferentes unos de otros, con otro temperamento, otras inquietudes, otras emociones, otras motivaciones e intereses, otras vivencias. Nosotros los adultos, como padres y como educadores, tenemos la responsabilidad de “conocer” a nuestros niños y no pretender someterlos a condiciones que no son “ajustadas” para ellos, ya sea por querer solventar el tiempo “perdido” por quehaceres de nuestra vida de adulto, ya sea por pretender que formen parte de la sociedad, tratando de que acaten normas que no son capaces todavía de entender.
Los adultos somos educadores emocionales de nuestros niños y ese niño que patalea muestra con su conducta la expresión de una lucha entre la autoridad que impone normas y límites y la naturaleza libre del niño, que percibe en cada norma un intento de control. El problema surge cuando el adulto ejerce la autoridad desde el control y la presión y no desde la empatía.

Y después de todo esto se preguntarán : ¿es posible evitar una pataleta? Sin duda que sí. La estrategia más exitosa es anticipar su aparición, es decir, evitar activamente que se desencadene. Para ello, el adulto debe estar alerta a los factores que suelen provocar esta conducta en el niño: el sueño, el hambre, el cansancio, el encierro, el exceso de abrigo, el frío, el aburrimiento, las conductas de control coercitivo, son los principales factores desencadenantes de las pataletas en niños pequeños. Por lo tanto, en vez de preguntarse cómo actuar frente a una pataleta pregúntense cómo evitarla en una circunstancia determinada.



La importancia de los tres primeros años de vida. Periodo sensible para el desarrollo socio-emocional


“Nada sucede dos veces ni sucederá. Por ese motivo se nace sin experiencia, se muere sin adaptación” W. Szymborska.

Muchos son los grandes avances que se han producido en el conocimiento sobre cómo se desarrolla el niño desde que nace hasta la madurez, pero a pesar de ello, en la sociedad, estamos aún lejos de comprender la gran importancia que tienen los tres primeros años.
El mayor peso de la educación de la nueva generación recae casi por completo en lo padres jóvenes, en unas condiciones sociales que originan unos elevados niveles de estrés, tanto económico como psicológico.
Cada vez es más habitual en todos los países de Europa que los niños pasen al menos una parte del día fuera de sus hogares.
“Un buen cuidado de los niños no sólo deber ser educativo, sino también receptivo; debe estar informado por una manera imaginativa de entender las experiencias y los sentimientos de los pequeños, en especial cuando están separados de sus padres. Por ello la necesidad de que los educadores infantiles observen sistemáticamente y con detenimiento a los niños que atienden, que reflexionen sobre sus observaciones y que las compartan y analicen con los padres” (E. Goldschmied; S. Jackson, 2000, 17) y otros profesionales si fuera necesario. “Puesto que casi todos los recuerdos anteriores a los tres años se pierden, ésta es una de las pocas maneras de que disponemos para intentar comprender las sensaciones y los sentimientos de un niño pequeño” (E. Goldschmied; S. Jackson, 2000, 17).
Es muy necesario ser conscientes de los mensajes que se transmiten a los niños a través de nuestros actos, de nuestras palabras y del ambiente que les creamos, por muy pequeños que sean.
Los niños nacen con su propia carga genética y sus predisposiciones y temperamento distintos. Lo que les ocurre a partir de su nacimiento tiene mayor importancia en el proceso que determinará el tipo de personas que van a llegar a ser. Esto supone, o debería suponer, una gran responsabilidad para quienes les atienden durante los principales años de su formación. (E. Goldschmied; S. Jackson, 2000).
Muchos son los estudios sobre el desarrollo y el aprendizaje que tienen lugar durante la infancia, pero, ¿qué es el desarrollo? Planteado de una forma simple el desarrollo se refiere a continuidades y cambios sistemáticos en el individuo que ocurren entre la concepción y la muerte. Los cambios son sistemáticos porque se refieren a que son ordenados, siguen un patrón y son relativamente duraderos.
Para captar el significado del desarrollo en forma más plena se deben entender dos procesos importantes que subyacen al cambio del desarrollo. Uno de estos procesos es la maduración, que se refiere al desarrollo biológico de acuerdo con un plan contenido en los genes, el material hereditario transmitido por los padres a su hijo en el momento de la concepción. El programa de maduración humano demanda que caminemos y pronunciemos nuestras primeras palabras significativas más o menos al año de edad,… El cerebro sufre muchos cambios con la maduración y este proceso es el responsable de cambios psicológicos como el aumento de la capacidad para concentrarnos, solucionar problemas y entender los pensamientos o sentimientos de otras personas.
Un segundo proceso del desarrollo es el aprendizaje, mediante el cual nuestras experiencias producen cambios relativamente permanentes en nuestros sentimientos, pensamientos y comportamientos. La mayor parte de nuestras capacidades y hábitos no se despliegan simplemente como parte del gran plan de la naturaleza; a menudo aprendemos a sentir, pensar y comportarnos en formas nuevas a partir de nuestras observaciones e interacciones con padres, maestros y otras personas importantes en nuestras vidas, así como de acontecimientos que experimentamos. Cambiamos en respuesta a nuestro ambiente, en particular en respuesta a las acciones y reacciones de las personas que nos rodean. La mayor parte de los cambios que producen el desarrollo son resultado de la maduración y el aprendizaje.
Desde la Psicología del Desarrollo, la mayor de las disciplinas que estudia las continuidades y cambios que un individuo experimenta, se persigue la meta de la explicación esperando determinar por qué los individuos se desarrollan como lo hacen en forma típica y por qué algunos resultan diferentes de los demás.

Un panorama cronológico del desarrollo humano:
Periodo de la vida                                        Rango de edad aproximada
- Periodo prenatal                                          - De la concepción al nacimiento
- Infancia                                                       - Primeros 2 años de vida
- Periodo prescolar                                        - De 2 a 6 años de edad
- Niñez media                                                - De 6 a más o menos 12 años de edad
- Adolescencia                                               - Más o menos de los 12 a los 20 años de edad
- Edad adulta temprana                                  - 20 a 40 años de edad
- Edad adulta media                                       - 40 a 65 años de edad
- Vejez                                                          - 65 años de edad en adelante

Desde la Historia los debates acerca de cuestiones filosóficas produjeron nuevas perspectivas sobes los niños y la crianza que deberían seguir. Según la doctrina del pecado original de Thomas Hobbes (1651-1904) los niños son seres egoístas e inherentemente interesados que deben ser restringidos por la sociedad, mientras que, de acuerdo con la doctrina de Jean Jacques Rosseau de la pureza innata (1712-1778), los niños nacen con un sentido intuitivo del bien y el mal que a menudo es comprometido por la sociedad. Estos dos puntos de vista difieren claramente en sus implicaciones para la crianza de los niños.
Otra opinión influyente sobre los niños y la crianza infantil fue sugerida por John Locke (1690) quien afirmaba que la mente de un bebé es una tabula rasa, o “pizarra en blanco”, que los niños no son inherentemente ni buenos ni malos, y su forma de ser depende por completo de sus experiencias mundanas.
Piaget (1950), influido por sus antecedentes en biología, definió la inteligencia como un proceso vital básico que ayuda a un organismo a adaptarse en su ambiente. Con adaptación Piaget quiere decir que el organismo puede afronta las exigencias y demandas de su entorno inmediato. A medida que los niños maduran adquieren “estructuras cognoscitivas” cada vez más complejas que les ayudan a adaptarse a sus ambientes.
Una estructura cognoscitiva, o lo que Piaget llamó un esquema, es un patrón organizado de pensamiento o acción que se usa para afrontar o explicar algún aspecto de la experiencia. Por ejemplo, muchos niños de tres años insisten en que el sol está vivo porque sale por la mañana y se pone al anochecer. Según Piaget, estos niños operan con base en un esquema cognoscitivo simple de que las cosas que se mueven están vivas. Los primeros esquemas, formados en la infancia, son hábitos motores como mecerse, sujetarse y levantarse que demuestran ser adaptativos.
Cuatro son las etapas de desarrollo cognoscitivo propuestas por Piaget como periodos importantes del desarrollo cognoscitivo:

    - Etapa sensoriomotora, del nacimiento a los 2 años de edad
    - Etapa preoperacional, de los 2 a los 7 años de edad
    - Etapa de las operaciones concretas, de los 7 a los 11 años de edad
    - Etapa de las operaciones formales, de los 11 u 12 años en adelante

Según Jonh Bowlby (1969; 1973) los niños exhiben una amplia variedad de comportamientos preprogramados y cada una de estas respuestas promueve una clase particular de experiencia que ayudará al individuo a sobrevivir y desarrollarse en forma normal. Por ejemplo, se considera que el llanto de un bebé es una “señal de malestar” programada en forma biológica que atrae la atención de los cuidadores. Los cuidadores también están predispuestos en forma biológica para responder a estas señales. La significación adaptativa del llanto de un bebé es asegurar que: 1) se satisfagan las necesidades básicas del bebé, 2) el bebé tenga suficiente contacto con otros seres humanos para formas vínculos emocionales primarios (Bowlbly, 1973)
Algunos cuidadores que sufren tensiones psicológicas -enfermedades prolongadas, depresión, un matrimonio desdichado,…- pueden prestar poca atención o ser negligentes en forma rutinaria, del modo que el llanto del bebé rara vez genera vínculos positivos con ellos. Es posible que un bebé en esas condiciones no forme lazos emocionales seguros con sus cuidadores y puede incrementar su grado de timidez e insensibilidad emocional hacia otras personas durante los años venideros (Ainsworth, 1979; 1989).
Con todo esto podemos concluir que las primeras experiencias en la vida de una persona son muy importantes. Hoy en día sabemos que existen periodos sensibles (no críticos), momentos óptimos en el desarrollo para aprendizajes específicos. Los tres primeros años de vida son un
periodo sensible para el desarrollo de la sensibilidad social y emocional (Bowlby, 1973). Las personas somos más susceptibles a formar lazos emocionales íntimos durante este periodo de vida; si se tiene poco o ninguna oportunidad de hacerlo durante este periodo, encontrarán mucha mayor dificultad para hacer amigos íntimos o para entrar en relaciones emocionales íntimas con otros más adelante.

Referencias
Acoutier, B. (2012): L’enfant terrible ¿qué hacer con el niño difícil en la escuela? Barcelona. Editorial Graó.
Goldschmied, E., Jackson, S. (2000): La Educación Infantil de 0 a 3 años. Madrid. Ediciones Morata.
Shaffer, D.R. (1999): Psicología del desarrollo. Infancia y Adolescencia. Thomson. México.